Entrevista al cura de las villas, en la segunda edición de la versión argentina de L’Osservatore Romano
La segunda edición de la versión argentina de L’Osservatore Romano, salió el sábado 21 de enero junto al diario Perfil. Contiene la carta del papa Francisco a los jóvenes del mundo, con motivo del sínodo de los obispos sobre los jóvenes, que se realizará en octubre de 2018 en Roma; una reflexión de Francisco sobre la esperanza; y una entrevista al sacerdote José María ‘Pepe’ Di Paola.
En su diálogo con L’Osservatore Romano, el padre Pepe indica que el arzobispo Bergoglio “no miró a Buenos Aires desde la Plaza de Mayo que era el lugar donde vivía, sino que él miraba a Buenos Aires desde la periferia”, y que en diversas ocasiones el entonces arzobispo indicaba “la liviandad con que Buenos Aires miraba al pobre”.
“Por muchos años que a mí me tocó estar en la Villa, ningún funcionario nos visitó. Ningún medio de comunicación fue a las Villas. Y de pronto la única persona que iba caminando los barrios y visitando las familias, que reemplazaba a los curas cuando estaban enfermos era Bergoglio”, dijo.
Sobre la manipulación que desde el punto de vista político se quiere hacer de las palabras del Papa, el ‘cura villero’ explicó que “se quiere achicar el mensaje” porque “al ser un mensaje que te interpela y que te debe provocar una respuesta es preferible marginarlo”. Un mensaje que puede ser marginado “diciendo que está diciendo una tontería o que tiene que ver con su propia ideología”, cuando en realidad es “un mensaje que contiene lo que un Papa o la Iglesia debe decir”.
“Francisco les está hablando del Evangelio. Entonces se ponen mal porque perdona a una persona que lo ofendió todo el tiempo que estuvo en Buenos Aires. Se ofenden porque regala un rosario a una persona que está en la cárcel. Él tiene una gran preocupación por toda la problemática carcelaria, principalmente en Latinoamérica. Es una marca de su papado en todo el mundo, a la luz de su experiencia aquí con todo lo que tiene que ver con el trato de la cárcel y la delincuencia juvenil” con una mirada que le permite ver “un poquito más allá”.
Sobre las drogas en las villas, el padre Di Paola señaló el “trabajo positivo”, que lleva a los niños y adolescentes a los valores cristianos, porque el Papa ve la cárcel “como un eslabón de una guerra perdida”.
El padre Pepe señaló además que Francisco “es uno de los pocos o el único líder mundial” que da prioridad a la lucha contra las drogas, en su agenda de forma permanente, porque “está velando por la salud del ser humano desde la infancia, tratando que desarrolle sus capacidades como Dios se las ha regalado a cada uno con sus dones y vea el narcotráfico como una contra-cara, como aquel que lo viene a destruir”.
El padre Pepe se interroga: “¿Será que nadie es profeta en su tierra?” porque “está transmitiendo un mensaje lleno de sabiduría”. Y atribuyó a los medios que su mensaje venga transmitido “con una orientación que hace que se pierda el espíritu de sabiduría de sus actos y sus palabras”.
“Creo que el L’Osservatore Romano va a ser su palabra hacia la gente de nuestro pueblo y que se tomará como la referencia” y
espero que realmente aprovechemos –concluyó el sacerdote– este medio “para conectarnos espiritualmente con el Papa, con su pensamiento y su palabra”.
Imagen: El padre ‘Pepe’ di Paola junto al Santo Padre