Mensaje conclusivo de la 102° asamblea plenaria que se realizó en Cochabamba
Los Obispos de Bolivia se reunieron en Cochabamba del 10 al 15 de noviembre con motivo de su 102 asamblea plenaria, que se realizó en la Casa Cardenal Maurer de Cochabamba.
En su mensaje al Pueblo de Dios clausurando las jornadas de reflexión y análisis de la situación actual del país pidieron que la misericordia se manifieste siempre en la forma de tratarnos en esta Patria.
“Agradecemos a Dios por permitirnos celebrar el Año Jubilar de la Misericordia, convocado por el Papa Francisco. Hemos sido testigos de que muchísimos hermanos han buscado experimentar el rostro misericordioso del Padre a través de la Eucaristía, el Sacramento de la Reconciliación, las peregrinaciones y las obras de misericordia, corporales y espirituales. Hemos releído el Evangelio en clave de Misericordia, conociendo mejor a Dios que manifiesta su amor y su perdón en Cristo Jesús” escriben en su mensaje.
“Convivamos en base a la verdad, sin mentiras, desde el respeto, sin agresiones. Que los intereses particulares den paso al interés por el bien común, particularmente a favor de los más vulnerables y descartados: privados de libertad, discapacitados, enfermos, y personas en situación de pobreza extrema” escribieron en su mensaje final.
Recordaron también que “totalmente opuesto a la sacralidad de la vida son los feminicidios, los linchamientos, la trata y tráfico de personas, los abortos provocados, y todas las formas de violencia persistentes en la sociedad”.
Advirtieron además que “hace falta vivir la misericordia en la práctica de la justicia, a veces instrumentalizada por intereses políticos y por la corrupción.
El uso de la prisión preventiva sin sentencia judicial y por largo tiempo, vulnera el derecho a la presunción de inocencia, ocasionando condiciones inhumanas en las cárceles”.
“Nos unimos -señalan los obispos- al clamor histórico del Pueblo Boliviano por una Justicia confiable, ágil e imparcial”, es el mensaje de los Obispos en torno a la problemática actual que vive Bolivia.
Mensaje al Pueblo de Dios “Misericordiosos como el Padre”
Los Obispos, reunidos en la centésima segunda Asamblea de la Conferencia Episcopal, saludamos con afecto al Pueblo de Dios en Bolivia.
Agradecemos a Dios por permitirnos celebrar el Año Jubilar de la Misericordia, convocado por el Papa Francisco. Hemos sido testigos de que muchísimos hermanos han buscado experimentar el rostro misericordioso del Padre a través de la Eucaristía, el Sacramento de la Reconciliación, las peregrinaciones y las obras de misericordia, corporales y espirituales. Hemos releído el Evangelio en clave de Misericordia, conociendo mejor a Dios que manifiesta su amor y su perdón en Cristo Jesús.
La familia
Durante esta Asamblea hemos reflexionado sobre la Familia. Valoramos y agradecemos a tantas familias que viven con fidelidad su compromiso, dando un verdadero testimonio de amor a sus hijos y colaborando con su precioso tiempo a la comunidad eclesial. Invitamos a las familias a vivir, desde la misericordia, los valores fundamentales humanos y cristianos, y a descubrir la alegría del amor auténtico, tal como nos propone el Santo Padre en la exhortación apostólica La alegría del amor: “El anuncio cristiano relativo a la familia es verdaderamente una Buena Noticia”.
Nos preocupa la realidad de la Familia que en muchos casos sufre violencia, abandono, desintegración y pobreza tanto espiritual como material. Agradecemos a las autoridades y al pueblo que han salido al encuentro de estas familias con proyectos de vivienda, servicios básicos y otros esfuerzos. Que la misericordia se haga visible y resplandeciente en la defensa de la familia y de la vida humana en todas sus etapas desde la concepción hasta la muerte natural.
Reafirmamos el rechazo a la Ley de Identidad de Género, que responde a una ideología que atenta contra la familia y contra la naturaleza del ser humano, creados a imagen y semejanza de Dios, varón y mujer (Cfr Gn 1,27).
Dada la importancia primordial de la Familia, Iglesia doméstica, como Pastores de la Iglesia Católica en Bolivia, pedimos el apoyo de todos los fieles para la pastoral, especialmente:
- Fortalecer la Pastoral Familiar, mediante la formación de los agentes de pastoral en la compresión de la realidad y la vocación de la familia cristiana.
- En la preparación prematrimonial, proponer a los novios la belleza del Sacramento del Matrimonio como realización del proyecto del Creador y participación en el Misterio Pascual.
- “Alentar a todos para que sean signos de misericordia y cercanía allí donde la vida familiar no se realiza perfectamente o no se desarrolla con paz y gozo” (Amoris Laetitia 5). Y en la lógica de la misericordia pastoral, acoger y acompañar a los separados, los divorciados y los abandonados (Cfr Amoris Laetitia 242).
- Acompañar a las familias en situaciones de fragilidad y consolidar equipos de apoyo para el proceso abreviado de los decretos de nulidad matrimonial, según las instrucciones del Papa.
- Convocar una “Semana Nacional de la Familia” a celebrarse cada año en la Tercera Semana de Adviento y fortalecer el don del amor en las familias.
La política al servicio del bien común
Factores que influyen en la unidad de la sociedad son el discurso ideologizado y la política de confrontación que vivimos, manifestándose en permanentes conflictos y bloqueos; además en la descalificación y persecución de cualquier voz contraria al oficialismo. Situaciones que han traído efectos dañinos, generando división en el interior de la propia sociedad, angustia entre los discapacitados, muerte en el conflicto minero y luto en el pueblo entero.
Preocupa la complicidad de algunos cristianos en estos conflictos, agudizando el dolor en vez de testimoniar el Evangelio de la misericordia. La política debe ser un ejercicio al servicio del bien común, de unidad en la diversidad, de capacidad de diálogo y entendimiento, de la práctica de concertar y no de enfrentar. Necesitamos vivir principios y valores fundamentales para el cuidado de la sociedad.
Al servicio de los más vulnerables
Que la misericordia se manifieste siempre en la forma de tratarnos en esta Patria. Que convivamos en base a la verdad, sin mentiras, desde el respeto, sin agresiones. Que los intereses particulares den paso al interés por el bien común, particularmente a favor de los más vulnerables y descartados: privados de libertad, discapacitados, enfermos, y personas en situación de pobreza extrema. Totalmente opuesto a la sacralidad de la vida son los feminicidios, los linchamientos, la trata y tráfico de personas, los abortos provocados, y todas las formas de violencia persistentes en la sociedad.
Hace falta vivir la misericordia en la práctica de la justicia, a veces instrumentalizada por intereses políticos y por la corrupción. El uso de la prisión preventiva sin sentencia judicial y por largo tiempo, vulnera el derecho a la presunción de inocencia, ocasionando condiciones inhumanas en las cárceles. Nos unimos al clamor histórico del Pueblo Boliviano por una Justicia confiable, ágil e imparcial.
El Jubileo de la Misericordia
En estos días celebramos con el Papa Francisco la clausura del Jubileo Extraordinario de la Misericordia. Pero el proyecto de ser “Misericordioso como el Padre”, debe expresarse permanentemente en la actitud y la acción del discípulo misionero de Cristo. Todos necesitamos experimentar la misericordia y todos somos llamados a vivir la misericordia. “No tienen necesidad de médico los sanos sino los enfermos” (Lc 5,31).
Preocupados por los estragos ocasionados por el calentamiento global y por la sequía en el país, llamamos a un cuidado más efectivo de la casa común, evitando toda forma de contaminación. Al mismo tiempo elevemos nuestras rogativas para que Dios misericordioso nos permita a nosotros y nuestra tierra gozar del agua, don y fuente de vida.
Al inicio del tiempo de Adviento, que María, Madre de la Misericordia, nos señale el camino para reflejar en nosotros, en nuestra Iglesia y en el pueblo entero, el Rostro Misericordioso del Padre, revelado en el Verbo Encarnado que nace en Belén.
Foto: Conferencia de prensa al concluir la Asamblea Plenaria