(ZENIT – Roma).- El papa Francisco ha dirigido el viernes 30 de septiembre un vídeomensaje a los argentinos, anunciando que en el 2017 no logrará hacer un viaje apostólico a su patria. Asimismo, recuerda que este año se celebra el bicentenario de la independencia del país, fue la beatificación el pasado 27 de agosto de Mama Antula y en breve será la canonización del cura Brochero, el 16 de octubre en el Vaticano.
“Yo hubiera querido ir a Argentina a beatificar a Mama Antula y a canonizar al Cura Brochero, pero no pude hacerlo, no es posible. Ustedes no saben cuánto me gustaría volver a verlos. Y tampoco podré hacerlo el año próximo porque ya están compromisos fijados para Asia, África, y el mundo es más grande que Argentina, y bueno, pero hay que dividirse, dejo en manos del Señor que Él me indique la fecha”.
Les asegura que “para mí el pueblo argentino es mi pueblo, ustedes son importantes, yo sigo siendo argentino, yo todavía viajo con pasaporte argentino”. Y si bien el país tiene muchas riquezas naturales “como pueblo son el mayor tesoro que tiene nuestra Patria”. Porque saben ser solidarios caminar uno juntos, ayudarse, que sabe encontrar sabiduría, y que cuando se marea, los otros lo ayudan a que se le vaya el mareo.
También señaló que querría responder a todas las cartas que recibe desde Argentina, pero se consuela rezando siempre por ellos.
El Papa les pide “una vez más, que se pongan la Patria al hombro, esa Patria que necesita que cada uno de nosotros le entreguemos lo mejor de nosotros mismos, para mejorar, crecer, madurar”. Para “lograr esa cultura del encuentro que supera todas estas culturas del descarte que hoy en el mundo se ofrecen por todas partes”.
Y concluye recordando que estamos en el Año de la Misericordia, y por lo tanto les propone hacer “alguna obra de misericordia todos los días o cada dos días si no pueden todos los días” y señala las obras de misericordia corporales y espirituales, en su mayoría se toman de una lista que el Señor hace en las Bienaventuranzas del Evangelio.
– Visitar a un enfermo, visitar a los enfermos, es una obra de misericordia.
– Dar de comer al hambriento. Hay gente que tiene hambre.
– Dar de beber al sediento, tiene sed material y espiritual, a veces.
– Dar posada al peregrino, es decir, darle lugar al que no tiene casa, al que no tiene techo.
– Vestir al desnudo, es decir, que la gente tenga vestido, que no pase frio en invierno.
– Visitar a los presos. Tantas veces la Iglesia insiste sobre esto.
– Y enterrar a los difuntos.
Precisa además que hay otras siete espirituales:
– Enseñar al que no sabe.
– Dar un buen consejo al que lo necesita.
– Corregir al que se equivoca.
– Perdonar al que nos ofende. ¡Qué difícil es perdonar! Todos hoy en el mundo necesitamos perdonar mucho y ser perdonados.
– Consolar al que está triste.
– Sufrir con paciencia los defectos del prójimo.
Hay gente que a veces nos hace perder la paciencia, y sufrir con paciencia sus defectos, es una obra de misericordia.
– Y rezar a Dios por los vivos y por los muertos.
El Papa concluye indicándoles que “me siento hablándoles como en casa” y les dice, “hasta pronto, y no se olviden de rezar por mí. Gracias”.