Lectura del libro de Isaías 52, 13-53, 12
Él fue traspasado por nuestras rebeliones
Lectura de la carta a los hebreos 4, 14-16; 5, 7-9
Aprendió a obedecer y se ha convertido para todos los que le obedecen en autor de salvación
Pasión de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 18, 1-19, 42
Prendieron a Jesús y lo ataron.
¿JESÚS O BARRABÁS?
La larga lectura de la Pasión según san Juan en este Viernes Santo invita a la brevedad. Ante la imposibilidad de comentar todos los detalles de la Pasión, lo mejor sería releerla de manera personal en actitud contemplativa, a la luz del poema del siervo del profeta Isaías, y del verdadero sacerdocio ejercido por Cristo desde la Cruz, según la carta a los hebreos. Esta contemplación tiene que movernos a realizar una elección de vida, que bien podría expresarse en la alternativa que nos propone Pilato: “¿A quién queréis que os suelte, a Barrabás, o al rey de los judíos?” ¿Por qué esta alternativa? ¿Quién era realmente Barrabás?
Según manuscritos anteriores al siglo III y el testimonio de Orígenes, el evangelio de Mateo habría llamado a Barrabás Iesous ho Barrabbas, es decir, “Jesús hijo de (o del) padre”. El nombre Jesús habría sido posteriormente purgado de los manuscritos neotestamentarios. El sobrenombre “Bar Abba”, hijo de(l) padre puede significar que se desconocía quién era su padre, pues la costumbre judía era mencionar la expresión “hijo de” a modo de apellido. Por ejemplo, Jesús (Mt 16, 17) llama a Pedro “Simón bar Iona” (Simón hijo de Juan).
Juan (18, 40) indica lacónicamente que Barrabás era un bandido. Marcos y Lucas señalan que era un sedicioso y que en una revuelta había cometido un asesinato (Mc 15, 7; Lc 23, 19). Mateo dice solo que era un preso famoso (Mt 27, 16).
El paralelismo entre los dos personajes no es casual. Los une un nombre común, Jesús, bastante frecuente en la época, que bien podemos interpretar como índice de su común humanidad. Y también están unidos por un sobrenombre, “hijo de(l) padre”, aunque aquí los sentidos en uno y en el otro son diametralmente opuestos. Barrabás, al parecer, no conoce a su padre, mientras que Jesús se declara hijo amado de su Padre, Dios. El primer Jesús representa el rechazo del padre, la búsqueda de salvación por la vía de la autoafirmación, la rebelión y la violencia, hasta llegar al asesinato, la negación radical del otro. Jesús de Nazaret representa la sumisión a la voluntad de Dios Padre y la oferta de salvación por la vía del amor, el servicio, la renuncia de sí y la entrega de la propia vida.
Pilato nos plantea hoy a cada uno de nosotros esta alternativa: elegir a Barrabás o a Jesús. No es una elección fácil, pues no es una cuestión de preferencias externas. Nos va en ello la vida. Bien pudiera ser que, meditando detenidamente sobre mis decisiones vitales, sobre los valores que rigen mi vida en el día a día, sobre mis relaciones con amigos y enemigos… acabe descubriendo que, pese a mi fe en Cristo, en ocasiones prefiero a Barrabás y, casi sin darme cuenta, estoy gritando su liberación (y la crucifixión de Cristo).
Hoy, sintiendo nuestros miedos y debilidades, como los de Pedro y los demás discípulos, y sin confiar demasiado en nuestras propias fuerzas, estamos llamados a escuchar la desafiante pregunta de Pilato: ¿a quién queréis que os suelte? ¿A quién, realmente, prefiero? ¿Por quién me decido? Respondiendo a la pregunta estoy eligiendo un estilo de vida, unos valores, un camino vital: el camino del egoísmo, la violencia, la negación del otro, hasta darle muerte; o el camino de la entrega generosa, el servicio, el perdón, la acogida, el amor que se entrega hasta dar la vida. Es, en definitiva, la elección entre una vida que lleva a la muerte, o una muerte en cruz que lleva a la vida.
Desde San Petersburgo (Rusia)
JOSÉ MARÍA VEGAS
Sacerdote claretiano español y filósofo.