En Seúl, el recuerdo de la presencia de Francisco está asentado en dos palabras claras: esperanza y coraje. Los protagonistas de esos días de 2014, los jóvenes y la Iglesia de Corea, «están en camino». Hay muchos proyectos nuevos que quieren hacer realidad para poder así concretar el mensaje que les dejó el Papa. Monseñor Lazarus You Heung-sik, Obispo de Daejeon, nos habla sobre algunos de ellos.
Del 13 al 18 de agosto de 2014 el Papa visitó la República de Corea con motivo de dos acontecimientos emblemáticos para la «Tierra de la mañana tranquila»: la sexta Jornada de la Juventud Asiática y la proclamación de 129 beatos. De hecho, desde la primera reunión con las autoridades, Francisco unió el recuerdo del sufrimiento que el país asiático ha tenido que soportar a causa de la violencia, la persecución y la guerra con el énfasis en la esperanza de justicia, paz y unidad «nunca adormecida» en el pueblo coreano.
Las esperanzas y huellas que dejó el Santo Padre esos días van desde el fortalecimiento de la democracia en términos de la creciente globalización de la solidaridad, hasta la exhortación dirigida a los obispos para que la memoria y la esperanza inspiren a la Iglesia de Corea. Una Iglesia que Francisco consideraba santa, misionera y humilde, lejos de los «criterios mundanos».
Pero los encuentros más destacados , como siempre, fueron los realizadas con los jóvenes -dos tercios de la población del país asiático-, primero en el Santuario de Solmoe y luego la misa de clausura de la Sexta Jornada de la Juventud Asiática en el Castillo de Haemi. A todos ellos, el Pontífice les encargó la tarea fundamental de colaborar en la construcción de la Iglesia. La frase que más ha quedado grabada en la memoria es: «Levántate y no dejes que tu sensibilidad por el gozo del Evangelio se adormezca por una vida equivocada».
El recuerdo todavía emociona y desafía, seis años después, las conciencias de aquellos que, como Monseñor Lazarus You Heung-sik, Obispo de Daejeon, estuvieron en el séquito del Papa ese verano. Este año la pandemia nos ha impedido -explica el prelado- lograr mucho de lo previsto, pero no la celebración de una misa conmemorativa y la puesta en escena de una exposición que, con música y fotos, también podría presentar la «sonrisa» del Papa a los no creyentes. Pero lo más hermoso en un contexto sociopolítico de pérdida de valores espirituales y de propensión política al diálogo, es que desde la visita del Papa se han puesto en marcha muchos proyectos para reflexionar sobre las enseñanzas pontificias y para el cuidado de la Creación.
Sin embargo, el principal motivo de orgullo sigue siendo, en palabras de Monseñor Lázaro, la inauguración en 2021 de un Centro dedicado a la reunión de jóvenes de todo el mundo para darles una esperanza y un estímulo que la actual crisis sanitaria también está ayudando a debilitar. Asimismo, Monseñor Lázaro nos cuenta, en una amplia reflexión, el significado de ese viaje apostólico:
R. – Siempre que recuerdo los días de la Visita Apostólica del Santo Padre hace seis años, parece que todavía escucho vívidamente su voz, la expresión «Despierta» que el Santo Padre repitió en voz alta en la celebración final de la Sexta Jornada de la Juventud Asiática. Todas las palabras del Papa dirigidas a nosotros resuenan en mi mente. Quisiera celebrar este sexto aniversario, invitando a nuestros fieles a recordar la esperanza y el coraje que el Santo Padre nos ha dado en varias ocasiones durante su visita: en el encuentro con los jóvenes de Asia, en el encuentro con los obispos asiáticos, en la peregrinación a los santuarios de los mártires, etc… Hasta el año pasado, en cada aniversario de la visita del Santo Padre, celebraba la Santa Misa conmemorativa en los santuarios que él visitaba como peregrino. La Santa Misa fue seguida de un concierto y una exposición fotográfica para invitar a la gente y recordar el mensaje dejado por el Papa.
Ya han pasado seis años, pero la música y las fotos nos hacen sentir que la visita apostólica fue un evento que tuvo lugar justo ayer. Todavía me siento conmovido. Como pueden imaginar, debido a la crisis sanitaria en Covid-19, tuvimos que cancelar muchos eventos conmemorativos que habíamos preparado. Sin embargo, llevando la máscara y asegurando que se mantenga la distancia social, celebraremos al menos la Santa Misa conmemorativa y llevaremos a cabo la Exposición Fotográfica. Como visitan los Santuarios de los Mártires, no sólo los fieles católicos, sino también muchas personas que no profesan la fe católica, hemos creído oportuno invitar a todos a reflexionar sobre el mensaje del Papa y a sonreír a través de las fotos.
– ¿Qué conserva personalmente como «herencia dejada en su corazón» tras el viaje del Papa Francisco?
R. – Para mí el Papa nos da el ejemplo de un auténtico discípulo del Señor en la unidad de lo que dice y lo que hace. Vive la vida y la palabra de Jesús de una manera muy fiel y constante. En el mundo actual, donde la fuerza para lograr lo que se desea, el materialismo, el laicismo, se da en primer lugar, es valiente para tomar una posición frente a diversas injusticias y humilde hacia los necesitados. En particular, durante su visita nos pidió que guardáramos el depósito de la fe y cultiváramos la esperanza de un futuro mejor. Recuerdo sus palabras:
«Sean guardianes de la memoria y la esperanza. Para invitar al pueblo de Dios presente en la diócesis que me ha sido confiada a reflexionar sobre esta exhortación, inicié el sínodo diocesano que duró tres años y cinco meses, a través de dos temas principales: siguiendo el ejemplo de los mártires y la Gaudium et spes».
Fue realmente un viaje de gracia especial para todos nosotros. Ahora estamos llamados a poner en práctica los resultados del discernimiento sinodal. En particular, ante la actual crisis sanitaria, creo que debemos hacer todo lo posible para que nuestra iglesia sea cada vez más sinodal.
Cuando el Papa se reunió con los obispos y la Iglesia coreana, les dejó la tarea de renovar espiritualmente la sociedad. A día de hoy, ¿cómo se las arregla la Iglesia coreana para actuar precisamente en la esfera social?
R. – El Papa subrayó el deber de la Iglesia en Corea en cuanto a la renovación espiritual de la sociedad y la reforma de sí misma. Creo que estas dos tareas no pueden llevarse a cabo por separado porque sólo la Iglesia renovada puede ser también una Iglesia innovadora. En la reunión con los obispos, el Santo Padre dijo que la Iglesia no debe caer en la tentación de presentarse como una Iglesia rica para los ricos, sino pobre para los pobres. Y el Santo Padre nos dio esta enseñanza, no sólo con sus palabras, sino también con sus ejemplos, dando preferencia a los encuentros con las personas más pobres y necesitadas. Durante la visita quiso sinceramente consolarlos y animarlos.
En las últimas décadas la sociedad coreana ha experimentado un rápido desarrollo económico. Sin embargo, veo que la sociedad misma se ha empobrecido espiritualmente. Parece que los políticos progresistas y conservadores han olvidado la existencia del camino del diálogo y la negociación. Además, el pueblo coreano sigue viviendo bajo la tensión de la división entre el Norte y el Sur. Estoy seguro de que el Espíritu Santo está purificando la Iglesia en Corea de manera gradual y fundamental. Esta acción del Espíritu Santo no es pura magia, de la cual somos testigos. El Espíritu Santo trabaja con nuestra participación.
Los jóvenes fueron los protagonistas del viaje del Papa a Corea. Usted estuvo presente en aquel encuentro. El Papa les pidió que se «Despierten» y actuaran para ser constructores de un país unido y pacífico. ¿Qué les queda de esas invitaciones?
R.- «Despierta»: estas palabras del Papa que han quedado en nuestros corazones, nos llevan inmediatamente a la reunión de hace 6 años. Debemos recordar los buenos tiempos del pasado y al mismo tiempo debemos seguir adelante con prácticas concretas. Dicho esto, nuestra diócesis, en colaboración con las autoridades civiles, trabaja en la construcción de un centro pastoral que sirva de lugar de comunión para la juventud del mundo, precisamente en el lugar donde el Santo Padre nos invitó con el lema «Despierta».
Espero que este Centro Pastoral que se llamará «Centro Cultural de la Juventud del Mundo y Centro Conmemorativo de la visita del Papa Francisco» se convierta en un lugar de solidaridad y esperanza para la juventud del mundo. El Centro de Pastoral conservará los recuerdos de la Visita Apostólica en forma digital. Todo el mundo podrá acceder a través de Internet a los mensajes y palabras del Papa dirigidas a los jóvenes durante el viaje. Al mismo tiempo, el Centro llevará al Papa las palabras y pensamientos de los jóvenes que se reunirán allí.
Nos gustaría hacer de este Centro Pastoral un lugar de esperanza para la juventud.
Gabriella Ceraso (Ciudad del Vaticano)
Imagen de portada: Papa Fancisco con los jóvenes
en el Santuario de Solmoe, Corea del Sur