La Asociación CINDE, fundada en plena guerra civil salvadoreña, se ha convertido en unos de los principales agentes de paz en este país centroamericano acostumbrado a la violencia.
En abril de 1989, durante la guerra civil de El Salvador, el padre Joaquín López y López y Marisa de Martínez crearon los Centros Infantiles de Desarrollo (CINDE). Pretendían garantizar el derecho a la educación de los niños, quienes no podían permitirse una guardería privada. Unos meses después, Marisa de Martínez quedaría sola al frente de la iniciativa, pues un escuadrón del Ejército asesinó a López y López junto a otros cinco jesuitas españoles en un ataque a la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas. El salvadoreño seguía así los pasos de Óscar Romero, cuyo asesinato, según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, fue ordenado por el hermano de Marisa de Martínez.
30 años después, la fundadora de CINDE ha mantenido vivo el legado de Romero a través de la asociación. Aunque ya no hay guerra civil, las bandas callejeras mantienen el control del país, por lo que la paz sigue siendo tan necesaria como antaño. En respuesta a este reto, la Asociación CINDE, que comenzó como una simple guardería, se ha convertido en un agente de paz en municipios como Soyapango y Mejicanos.
A la hora de establecer una ruta para construir la paz, los responsables de CINDE tienen claro que el primer paso es recuperar el espacio público del que se han apropiado las maras. «Empezamos con un programa de jornadas lúdicas mezclado con refuerzo escolar», cuenta Beatriz de Felipe, responsable de CINDE en España. De este modo, entre tema y tema de mates o lengua, los chavales pueden participar en talleres de dibujo, percusión, baile o malabares al aire libre. Además, al acompañar a los niños a estas actividades, sus padres se han conocido entre sí, lo que ha creado sentimiento de pertenencia «en comunidades donde los vecinos no se hablaban por miedo».
«También ofrecemos espacio de encuentro y capacitación a las madres», expone Marisa de Martínez. Como la mayoría están solteras y se dedican a la venta ambulante, CINDE ha creado un banco solidario en el que pueden su pequeño negocio con microcréditos.
Pero la actividad más demandada en CINDE son los talleres de teatro. Esta iniciativa, que en su origen solo buscaba reforzar la autoestima de sus participantes, ha tenido tanto éxito que sus primeras usuarias han creado La Cachada, una compañía de teatro que está demostrando que se puede salir de del círculo de la violencia. Simplemente, como dice Beatriz de Felipe, basta con darle a los niños «un ambiente libre de violencia, el derecho a la educación y una formación en valores».
R. M. Q.
Imagen: La Asociación CINDE no solo trabaja con niños,
también realiza cursos de capacitación para sus madres.
(Foto: CINDE)