El pasado 5 de julio la ONU compartió los resultados del último informe sobre las violaciones contra los niños que viven en conflictos armados: “las cifras más altas hasta hoy”. En entrevista con Vatican News, el doctor en Relaciones Internacionales, Oscar Mateos, desarrolla los motivos del aumento de víctimas y enfatiza la importancia del derecho internacional humanitario.
11 de julio 2023.- El informe sobre la situación de los niños en los conflictos armados de 2022 debió dejar consternados a los miembros presentes en la reunión del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, el pasado 5 de julio de 2023.
Durante el encuentro, la representante del Secretario General para la cuestión de los niños y los conflictos armados, Virginia Gamba, expuso que en 2022 ha habido “27.000 violaciones graves contra niños: 8.630 asesinatos o mutilaciones, 7.622 casos de reclutamiento y 3.985 secuestros”. A estas cifras se les suman los “más de 1.160 menores, principalmente niñas, sometidos a violencia y esclavitud sexual, violados y obligados a contraer matrimonio”.
Estas cifras son las más altas registradas hasta hoy, frente a las 24.000 violaciones del año pasado, desde el inicio de estos registros en 2005 por la ONU. El aumento de conflictos en el mundo y la coyuntura post-pandémica han agudizado las crisis sociales, políticas y humanitarias ya existentes, explica en entrevista con Vatican News, Oscar Mateos – doctor en Relaciones Internacionales, investigador asociado al Centro de Información y Documentación Internacionales en Barcelona (CIDOB) y profesor en la Facultad de Comunicación y Relaciones Internacionales Blanquerna-Universidad Ramón Llull, en Barcelona (España).
Los niños, ¿un objetivo en los conflictos armados?
Sí, y se debe al “cambio de la naturaleza de los conflictos armados”, explica el Dr. Oscar Mateos, fundado en dos motivos principales: la presencia de actores no estatales en las ofensivas y el incumplimiento con el derecho internacional humanitario, que es “fundamental”. Según la Cruz Roja, destaca Mateos, hace un siglo 9 de cada 10 víctimas mortales de guerra eran soldados, hoy en día la cifra se ha invertido: 9 de cada 10 víctimas mortales en guerras son población civil.
Los Convenios de Ginebra, establecidos después de la Segunda Guerra Mundial, son las normas establecidas que “prohíben que las partes enfrentadas ataquen a la población civil”, desarrolla el experto en Relaciones Internacionales. Al sumarse a los conflictos grupos no gubernamentales -guerrillas y grupos armados- “hace más difícil controlar las dinámicas de la guerra y que el derecho internacional humanitario por parte de estos actores se respete”, asegura. La población civil, asevera Mateos, es “utilizada por las partes enfrentadas como forma de poner a la otra en una situación más difícil”.
Cuantificar las víctimas visibilizando testimonios
Detrás de los números hay vidas de personas, de niños y niñas, por ello las cifras siempre deben ir “acompañadas de la visualización de testimonios”, manifiesta Oscar Mateos. Según el experto es importante analizar las causas, las características y las consecuencias de los conflictos para así “conocer, concienciar y tratar de entender”. El director general adjunto de UNICEF, Omar Abdi, subrayó en su comunicado el pasado 6 de julio que “estos datos permiten a la ONU y a sus socios orientar mejor los esfuerzos para prevenir las violaciones graves y apoyar a los niños que las han sufrido”.
Protocolos y tratados internacionales: ¿protegen a los niños?
“El programa sobre los niños y los conflictos armados – que desarrolla UNICEF – es eficaz”, asegura el director general adjunto de UNICEF en su mensaje. Los “Planes de Acción” firmados por las partes involucradas en los conflictos armados logran “prevenir y poner fin a graves violaciones” contra los niños, expresa Omar Abdi. El director pone el ejemplo de 2012 en la República Democrática del Congo: se aplicó un Plan de Acción que redujo significativamente el “número de niños reclutados”, consiguiendo separar a “más de 1.100 niños” de las Fuerzas Armadas del país (FARDC).
Por su parte, el Dr. Oscar Mateos subraya que “nos encontramos ante una paradoja”, porque pese a que los mecanismos e instrumentos están bien desarrollados, “protegen de forma teórica”. El problema, según el doctor en Relaciones Internacionales, es el “cumplimiento, el sometimiento al derecho internacional y los protocolos existentes”. Durante la entrevista Mateos hace referencia al Informe Machel – un protocolo escrito por la política y educadora mozambiqueña Graça Machel junto con las Naciones Unidas – donde “están estipuladas las formas en las que violan los derechos de los niños en contextos de conflictos armados y se establecen una serie de mecanismos de prevención, de protección” indicando el papel de los estados y los demás actores, explica.
“Las formas existen”, finaliza Mateos, la clave está en “hacer efectiva esa normativa internacional”.
MARÍA CAMPRODON
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