Gonzalo comprueba el funcionamiento de estos dispositivos, que permiten una atención rápida ante una parada cardiorrespiratoria.
Se han implantado en las estaciones del suburbano que superan una afluencia media diaria de 5.000 personas.
La Comunidad de Madrid ha llevado a cabo la instalación de 259 desfibriladores automáticos en 205 estaciones de la red, lo que significa tener este tipo de instalación en más del 80 % de las estaciones y ofrecer este servicio a la práctica totalidad de los viajeros del suburbano. Así lo ha señalado la consejera de Transportes, Vivienda e Infraestructuras, Rosalía Gonzalo, que ha podido comprobar el funcionamiento de estos equipos en la estación Plaza Elíptica.
“El principal objetivo de esta iniciativa es poner a disposición de los millones de personas que utilizan el suburbano un aparato que puede salvar vidas, ya que permiten una atención precoz ante una parada cardiorrespiratoria de una persona, aumentando así en sus expectativas de supervivencia”, subrayó la consejera, que señaló que el último desfibrilador se instaló en el Metro el lunes 31 de diciembre, último día del año.
Esta iniciativa surge como resultado de la aplicación de un decreto específico de la Comunidad de Madrid, que regula la presencia de desfibriladores externos fuera del ámbito sanitario, lo que ha supuesto la implantación de desfibriladores en las estaciones de Metro que superen una afluencia media diaria de 5.000 personas.
La normativa permite que cualquier persona, bien sea trabajador o usuario, pueda llegar a utilizar estos aparatos tras establecer la correspondiente conexión automática desde el equipo con el teléfono de emergencias 112, con el que el desfibrilador se encuentra permanentemente conectado. La instalación ha sido llevada a cabo por Telefónica y Anek-S3, empresas ganadoras de los correspondientes concursos para la adquisición y mantenimiento de los desfibriladores.
Las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte en el mundo occidental y, entre ellas, ocupa un lugar destacado la muerte súbita cardiaca, como resultado de una parada cardiaca secundaria principalmente a la fibrilación ventricular. “La mayoría de las muertes súbitas cardiacas ocurren fuera del entorno hospitalario, de ahí la importancia de la instalación de estos aparatos”, ha señalado Gonzalo.
La correcta atención a la parada cardiorrespiratoria consiste en la aplicación precoz de una serie de acciones conocidas como cadena de supervivencia que incluye, por este orden, el reconocimiento de la situación y activación del sistema de emergencias sanitarias, el inicio inmediato de las maniobras de soporte vital básico, la desfibrilación eléctrica precoz y la rápida instauración de las técnicas de soporte vital avanzado.
El único tratamiento eficaz contra la fibrilación ventricular es la desfibrilación eléctrica precoz, por lo que la participación de la primera persona interviniente es fundamental para el pronóstico y supervivencia de una persona que sufre una parada cardiorrespiratoria. Los avances tecnológicos han permitido la aparición de esos aparatos denominados desfibriladores externos automatizados que, por sus características y fácil funcionamiento, y según la evidencia científica disponible, los hacen idóneos para su utilización por personal ajeno a la profesión sanitaria fuera del entorno sanitario.